Por Fernando Orús.
En 1976 los hermanos García Gallego abrieron en la cara sur del Pisón una ruta directísima aplicando las técnicas de “bigwall” de las que eran expertos conocedores. Durante 12 días escalaron y equiparon la pared con cuerdas fijas para alcanzar la cima en un ataque final con un vivac. La vía se hizo en seguida muy popular en función de su equipamiento y dificultad asequible. La dedicaron a Alberto Rabadá, aunque la comunidad de escaladores suele referirse a esta escalada como “la Murciana del Pisón”. Unos meses más tarde Miguel Ángel García Gallego escaló junto con Juan Carrillo la característica fisura que raya el torreón de la punta No importa del Firé en su extremo derecho, vía Fisura Gallego-Carrillo,de gran dificultad y repetida en contadas ocasiones.
En 1977 una cordada muy fuerte integrada por Antonio García Picazo, Antonio Rodríguez y Luis Hortalá conseguiría una vía nueva en la cara sur del Pisón a la derecha de la Carnavalada, la vía de los Catalanes, una combinación de libre y artificial en la línea de la escalada extrema de la época, que realizaron con dos vivacs y 5 días previos de preparación. Las pocas repeticiones confirman el serio compromiso de esta vía.
Otra cordada murciana, Mariano Lozano y Antonio G. Bohorquez “Sevi”, abrieron en 1978 una vía Directa al extraplomo de la Visera, utilizando las técnicas del bigwall. En 10 días, con tres vivacs en el último ataque, escalaron este formidable extraplomo que tanto juego daría a la escalada deportiva años más tarde.
En estos años de finales de los 70 se abrirían otras vías de meritoria factura, como las abiertas por José Luis Ortiz “Tronco” en la cara Este del Cuchillo, vía “Tronco-Fuertone” (1977), valiente escalada de panzas y la vía de las Fisuras (JL Ortiz-Nacho,1979) a la punta Mallafré del Firé, que escala una sucesión de aéreas fisuras, intentadas hace años por Carlos Santos. Ambas son hoy día escaladas clásicas.